miércoles, 12 de noviembre de 2008

De la tecnología a la ética: experiencias del siglo XX, posibilidades del siglo XXI

En este artículo, Carl Mitcham enumera los avances tecnológicos del siglo XX, realizando un análisis de los impactos económicos, culturales, legales y políticos de algunos de ellos. Las nuevas aplicaciones tecnologías exigieron la formulación de una serie de compromisos ético-culturales, que se tradujeron en un esfuerzo por formular códigos de ética capaces de orientar a sus miembros ante una gran variedad de dilemas éticos potenciales.

En el texto se dan varios ejemplos de aplicaciones o prácticas tecnológicas que demandan una respuesta ética:
  • Pruebas con armas nucleares.
  • Confiabilidad de las Tecnologías para crear una defensa misilística nacional, así como la seguridad y privacidad en lo que al uso de las Tics se refiere.
  • Clonación reproductiva.
  • Cambio climático global.
  • Uso excesivo de pesticidas.
  • Organismos genéticamente modificados.
  • Pérdida biodiversidad.

Como bióloga de formación, me gustaría referirme a los tres últimos tratando algunas consideraciones éticas a cerca de la biotecnología agrícola. Por todos es conocido el discurso que se inicialmente se empleó y que se sigue utilizando para vender las ventajas de la biotecnología agrícola ; beneficia a pequeños agricultores, puede ayudar a paliar el hambre en el tercer mundo, conducirá a la conservación de la biodiversidad, no es ecológicamente dañina dando origen a una agricultura sostenible...

Estas afirmaciones en realidad son mitos que se utilizan de manera recurrente para justificar el monopolio que algunas corporaciones han adquirido sobre el genoma de determinadas especies de gran relevancia en lo que al consumo mundial se refiere.

Ante este panorama uno se puede preguntar ¿cómo puede la constitución genética de los seres vivos ser adquirida por corporaciones? ¿ no es de todos? ¿Quien se beneficia actualmente de la biotecnología agrícola?¿quien pierde? ¿cuales son las consecuencias para el ambiente? ¿y para la salud?

Tristemente la mayoría delas innovaciones biotecnológicas están promovidas por intereses económicos más que por necesidades humanas. La biotecnología actual intensifica la dependencia de los agricultores hacia estas multinacionales, que presentan un sistema de derechos de la propiedad intelectual de las semillas que prohíbe a los agricultores reproducir, intercambiar y almacenar semillas. Si realmente las biotecnologías estarían impulsadas por propósitos altruistas se desarrollarían plantas tolerantes a la sequía, a la maleza... en lugar de hacerlas más resistentes a los herbicidas.

Con respecto a la conservación de la diversidad, los cultivos trasngénicos favorecen el monocultivo, dando lugar a una homogeneidad genética que conlleva una mayor vulnerabilidad del sistema ante un posible cambio en las condiciones ambientales. Cuando la semilla producida por ingeniería genética reemplaza a las variedades tradicionales que han sido seleccionadas a lo largo de millones de años por su adaptación a condiciones ambientales, se acelerará la erosión genética de la especie.

Resulta un tanto paradójico que las mismas empresas que promovieron los agroquímicos dando lugar al problema actual de resistencia a pesticidas, contaminación y degradación del suelo entre otrso, sean las mismas que son ahora líderes en la biorevolución.

Ante la pregunta ¿tienen valores las TICs? Parece obvio que la repuesta es que no lo tienen por sí mismas, es el hombre quien les confiere ese valor en función de la utilidad que les da y de los fines que con ellas persigue.

Referencias:
Recomiendo la lectura de Los mitos de la biotecnología agrícola: algunas consideraciones éticas (M.A. Altieri , 1999), artículo que trata de forma amplia los mitos de la biotecnología que yo he resumido en unas líneas.

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